Un ataque militar estadounidense contra una lancha rápida en el mar Caribe, que resultó en la muerte de 11 personas, ha generado una fuerte controversia y dudas sobre la justificación de la operación. Aunque Washington afirmó que la embarcación transportaba narcotraficantes del Tren de Aragua, la falta de detalles y nuevos informes han alimentado el escepticismo. El incidente, ocurrido el 2 de septiembre, fue descrito como la "primera acción militar directa de Estados Unidos en América Latina desde Panamá en 1989". La versión oficial estadounidense sostiene que se trató de un operativo antidrogas contra una lancha que había zarpado de Venezuela. Un análisis detalla que el ataque fue probablemente ejecutado con un misil Hellfire lanzado desde un dron MQ-9 Reaper.
Sin embargo, esta justificación ha sido cuestionada.
Informes de prensa, citando a The New York Times, sugieren que la embarcación habría intentado maniobrar en retirada tras detectar un avión de vigilancia, lo que pone en duda la inminencia de la amenaza.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, calificó el hecho como un "asesinato".
La opacidad de la Casa Blanca, que ha ofrecido escasos detalles, ha generado críticas incluso en el Congreso estadounidense. Este ataque es visto como un mensaje inequívoco del cambio hacia una disuasión ofensiva por parte de la administración Trump, demostrando que están dispuestos a usar la fuerza letal en la región.
En resumenEl ataque a la lancha con 11 muertos marca una peligrosa escalada en la estrategia de Estados Unidos en el Caribe, pasando de la disuasión a la acción letal directa. La opacidad de Washington sobre el incidente y los informes que contradicen la versión oficial generan serias dudas sobre su legalidad y proporcionalidad, mientras la región observa con alarma el uso de la fuerza militar.