El gobierno de EE. UU. ha designado al Cartel de los Soles como una organización terrorista y ha ofrecido una recompensa de 50 millones de dólares por información que conduzca a la captura de Nicolás Maduro, a quien acusa de liderar la red criminal. Esta estrategia de "narcoterrorismo" se ha materializado en acciones directas, como el ataque del 2 de septiembre contra una embarcación venezolana que, según Washington, transportaba drogas y miembros del Tren de Aragua, resultando en 11 muertes. El gobierno de Maduro niega categóricamente la existencia de dicho cartel, calificando las acusaciones como "inventos del imperio" y una "farsa" para justificar un "cambio de régimen violento". Analistas citados en los artículos describen la estrategia estadounidense como un "militarismo performativo", concebido como un espectáculo para exhibir fuerza y alimentar titulares, más que como una operación de seguridad coherente. Esta confrontación ha transformado el Caribe en un escenario de alta tensión, donde la retórica belicista de figuras como el secretario de Estado Marco Rubio busca subordinar la región a los intereses de Washington, generando incertidumbre y desestabilización.