Durante su programa televisivo, Cabello declaró: “Si a nosotros nos aprietan, nosotros la apretamos, no vayan a creer que aquí nos van a agredir y ustedes van a salir sanitos.

No, eso no existe”.

Estas palabras se producen en un contexto en que Machado ha denunciado una persecución política en su contra.

La advertencia de Cabello fue rápidamente condenada por líderes opositores y defensores de derechos humanos, quienes la ven como parte de una estrategia de hostigamiento para silenciar la disidencia y evitar avances de la oposición. Este discurso de confrontación interna se suma a la retórica bélica del gobierno frente a Estados Unidos. Cabello también se ha referido a la situación en la frontera, anunciando ejercicios de la Milicia y afirmando que “no queremos guerra, pero debemos estar preparados”. La combinación de amenazas internas y una postura defensiva externa sugiere que el gobierno de Maduro está cerrando filas y no tolerará desafíos a su poder, utilizando la crisis con Estados Unidos como justificación para aumentar el control social y la represión política. La situación de figuras como el opositor Enrique Márquez, detenido por ocho meses, es un ejemplo de esta política, motivando incluso al presidente colombiano Gustavo Petro a pedir su liberación.