La medida, anunciada durante su programa televisivo 'Con Maduro +', es presentada como una estrategia para fomentar la economía y la alegría popular, pero se produce en un contexto de máxima tensión con Estados Unidos.
El adelanto de las festividades no es una táctica nueva para el gobierno chavista.
Ya se implementó en años anteriores, como en 2020 durante la pandemia y en 2024 tras la controvertida reelección de Maduro, calificada de fraudulenta por la oposición. El mandatario justificó la decisión afirmando: “Vamos a aplicar la fórmula de otros años que nos ha ido muy bien para la economía, para la cultura, para la alegría, para la felicidad”. Según Maduro, esta medida busca estimular el comercio y promover un ambiente festivo para defender “el derecho a la felicidad” de los venezolanos frente a lo que considera amenazas externas.
Sin embargo, el anuncio contrasta fuertemente con la realidad del país, marcada por una aguda crisis económica, social y una creciente confrontación militar con Estados Unidos, cuyo gobierno ha desplegado buques de guerra en el Caribe. Críticos y analistas interpretan la medida como una herramienta de propaganda y distracción, un intento de generar una sensación de normalidad y bienestar para desviar la atención de los problemas estructurales y la presión internacional. Maduro insiste en que “nadie en el mundo nos va a quitar el derecho a la felicidad, a la vida y a la alegría”, utilizando la Navidad como un símbolo de resistencia cultural y política.