Sin embargo, el consenso no fue total. El propio Petro admitió que el texto no era un comunicado oficial de la CELAC, ya que una minoría de países se opuso. Posteriormente, los gobiernos de Guatemala y República Dominicana se desmarcaron públicamente, aclarando que no habían dado su consentimiento para firmar la declaración y solicitaron que sus nombres fueran retirados de la lista de firmantes. Esta falta de unanimidad refleja las diferentes posturas dentro de América Latina frente a la crisis venezolana y la influencia de Estados Unidos, debilitando la capacidad del bloque para presentar un frente común y unificado ante la creciente tensión militar en la región.
