Desde Caracas, el gobierno niega categóricamente la existencia del cartel.

Diosdado Cabello ha calificado las acusaciones como “inventos del imperio”, mientras que otros funcionarios presentan informes que aseguran que en Venezuela no se producen drogas. Sin embargo, esta narrativa es la pieza central de la estrategia estadounidense, que le permite tratar al gobierno venezolano no como un actor político, sino como una organización criminal transnacional.