Como respuesta directa a la presencia de buques de guerra estadounidenses en el Caribe, el gobierno de Nicolás Maduro ha ordenado un “refuerzo especial” de su presencia militar, movilizando a 25.000 efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a zonas estratégicas del país. La medida busca asegurar el control territorial y cerrar rutas utilizadas por el narcotráfico, al tiempo que envía un claro mensaje de disuasión a Washington. El despliegue se concentra en cinco estados clave: Zulia y Falcón en el noroeste, áreas señaladas como corredores importantes para el tráfico de drogas; y Nueva Esparta, Sucre y Delta Amacuro en el noreste, estratégicos por su salida al océano Atlántico.
Según el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, estas zonas pasaron de tener 10.000 a 25.000 militares, equipados con medios navales, fluviales y drones de vigilancia.
“Nadie va a venir a hacer el trabajo por nosotros. Nadie va a pisar esta tierra a hacer lo que nos corresponde hacer a nosotros”, afirmó Padrino, subrayando la postura soberana de su gobierno.
Esta movilización complementa un despliegue previo de 15.000 efectivos en los estados fronterizos con Colombia de Zulia y Táchira, anunciado por el ministro del Interior, Diosdado Cabello. La medida no solo incrementa la presencia militar en la costa caribeña, sino que también refuerza zonas sensibles como la Sierra de Perijá y el estado Apure, en la frontera colombiana, que han sido escenario de enfrentamientos con grupos armados. Este movimiento eleva la tensión en la frontera binacional, generando incertidumbre en las comunidades locales.
En resumenEl gobierno venezolano ha respondido a la presión estadounidense con una contundente demostración de fuerza propia, desplegando miles de soldados en sus fronteras y costas para afirmar su soberanía, aunque esta acción incrementa el riesgo de incidentes en una región ya militarizada.