La movilización, supervisada por el Comando Sur y la Cuarta Flota, incluye un contingente de aproximadamente 4.000 efectivos y al menos siete buques de guerra, entre ellos el buque de asalto anfibio USS Iwo Jima, los transportes anfibios USS San Antonio y USS Fort Lauderdale, y destructores de misiles guiados como el USS Gravely. Estas naves poseen una capacidad ofensiva significativa, incluyendo misiles de crucero Tomahawk capaces de alcanzar objetivos a más de 1.600 kilómetros. El gobierno de Nicolás Maduro denunció también la presencia de un submarino nuclear, el USS Newport News, lo que considera una violación del Tratado de Tlatelolco que establece a la región como zona libre de armas nucleares. El presidente Donald Trump y el secretario de Estado, Marco Rubio, enmarcan la operación como una lucha contra el narcoterrorismo, específicamente contra el denominado "Cartel de los Soles", al que acusan de operar desde Venezuela. En una acción relacionada, fuerzas estadounidenses atacaron una embarcación en aguas internacionales, causando la muerte de once presuntos miembros del Tren de Aragua.

Maduro calificó el despliegue como una amenaza “extravagante, injustificable, inmoral y absolutamente criminal”, y lo considera un pretexto para una intervención militar.

Varios analistas comparan esta situación con operaciones pasadas de EE.

UU. en América Latina, como la invasión de Panamá en 1989, sugiriendo que la verdadera motivación podría estar ligada a intereses estratégicos más allá del narcotráfico.