Esta política marca un notable contraste con administraciones anteriores y ha sido recibida con beneplácito por Caracas.

El presidente Petro ha sido explícito en su rechazo a las acciones de Estados Unidos, calificando la recompensa ofrecida por la captura de Maduro como un “ultraje para América Latina” y un “crimen de lesa humanidad” el bloqueo económico. Su gobierno ha defendido que las diferencias deben resolverse por vías diplomáticas y no con la amenaza del uso de la fuerza. En paralelo a esta postura diplomática, Colombia ha reforzado su presencia militar en la frontera, desplegando 25.000 efectivos en la volátil región del Catatumbo. Esta acción se enmarca en la “Operación Binacional de Soberanía, Paz y Seguridad Absoluta”, una estrategia coordinada con Venezuela, que a su vez ha desplegado 15.000 soldados en su lado de la frontera. El objetivo es combatir conjuntamente a los grupos armados y mafias que operan en la zona.

La cooperación ha sido públicamente agradecida por Nicolás Maduro y por el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, quien destacó la “posición patriótica y bolivariana” de Petro, afirmando que “quien se mete con Venezuela se mete con Colombia”.