La histórica disputa territorial entre Venezuela y Guyana por la región del Esequibo ha escalado peligrosamente, convirtiéndose en un foco de tensión adicional en el ya volátil escenario del Caribe. Guyana ha denunciado una agresión directa desde territorio venezolano y ha manifestado su total respaldo a la presencia militar de Estados Unidos en la zona. El gobierno guyanés informó que una embarcación que transportaba material para las elecciones del país fue atacada con disparos desde la costa venezolana mientras navegaba por el río Cuyuní, en la zona en reclamación. Según el comunicado oficial, una patrulla militar que escoltaba el barco respondió al fuego, logrando poner a salvo al personal y el material electoral sin que se reportaran heridos.
El régimen de Nicolás Maduro ha rechazado estas acusaciones, y su ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, acusó a Guyana de difundir “falsedades para crear un clima bélico”. En este contexto, el presidente de Guyana, Irfaan Ali, expresó su apoyo inequívoco al despliegue naval estadounidense, afirmando que su gobierno apoyará “todo lo que elimine cualquier amenaza” a la soberanía y seguridad del país. Esta tensión se produce en un momento estratégico para Guyana, que celebra elecciones en medio de un auge petrolero sin precedentes, con reservas estimadas en casi 11.000 millones de barriles, la mayoría localizadas en la región del Esequibo.
En resumenEl incidente en el río Cuyuní y el alineamiento de Guyana con Estados Unidos han exacerbado la disputa por el Esequibo, integrándola de lleno en el conflicto geopolítico actual. La riqueza petrolera de la zona en reclamación añade un componente económico crucial a una tensión que ahora amenaza con desbordarse militarmente.