En el frente diplomático, Venezuela ha recurrido a las Naciones Unidas para denunciar formalmente a Estados Unidos.

En una carta al secretario general António Guterres, el gobierno de Maduro calificó la presencia militar como “una grave amenaza a la paz y la seguridad regionales” y exigió el cese inmediato del despliegue, particularmente del submarino nuclear. Paralelamente, Venezuela participó activamente en la reunión de cancilleres de la CELAC, donde su canciller, Yván Gil, alertó que 4.200 tropas estadounidenses estaban “listas y preparadas para invadir” y pidió a la comunidad regional condenar y exigir el retiro de los activos militares.