La comparación con la operación 'Causa Justa' que derrocó a Manuel Antonio Noriega en Panamá en 1989 es recurrente, aunque se señalan diferencias sustanciales.

Varios análisis plantean el paralelismo con Panamá, donde EE.

UU. justificó la intervención por narcotráfico y la defensa de sus intereses.

Sin embargo, se advierte que Venezuela presenta un desafío mucho mayor por su extensión territorial, sus fuerzas armadas y el respaldo de potencias como Rusia y China, lo que podría derivar en un “conflicto de larga duración al estilo Irak”.

Otras perspectivas sugieren que no se busca una invasión directa. El exembajador estadounidense James Story calificó el despliegue como una “muestra de fuerza” para apoyar a posibles actores internos que decidan actuar contra el gobierno, pero no como una “fuerza de invasión”. Algunos análisis apuntan a que la operación es una herramienta de narrativa política dirigida al público interno estadounidense, especialmente a los votantes latinos, más que una acción militar inminente.

The Wall Street Journal también planteó dudas sobre los objetivos, recordando fracasos históricos como Bahía de Cochinos.

La estrategia más plausible, según algunos expertos, no sería una invasión relámpago, sino un “cerco progresivo” mediante sanciones, presión diplomática y operaciones encubiertas.