En el plano militar, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, detalló el refuerzo de la frontera con Colombia con 15.000 efectivos, además del patrullaje de aguas territoriales con buques de la Armada y drones. Paralelamente, se lanzó una jornada nacional de alistamiento en la Milicia Bolivariana, con el objetivo de alcanzar 4.5 millones de miembros para la “defensa integral” del país. El propio Maduro ha adoptado un tono desafiante, asegurando que “no hay forma de que le entren a Venezuela” y que “esta tierra no la toca nadie”. En el ámbito diplomático, Caracas ha recurrido a las Naciones Unidas, enviando una carta al secretario general, António Guterres, para solicitar su intervención y detener lo que considera una “grave amenaza a la paz”.
La denuncia se centra especialmente en la presencia del submarino nuclear USS Newport News, que según Venezuela, viola tratados internacionales de desnuclearización.
Esta estrategia multifacética permite al gobierno venezolano utilizar la amenaza externa como un catalizador para la unidad interna, justificar un mayor control militar y buscar legitimidad en el escenario internacional.