Nicolás Maduro ha reforzado esta alianza simbólicamente, refiriéndose al presidente ruso Vladímir Putin como su "padrino".
Por su parte, China manifestó su firme oposición al "uso o la amenaza del uso de la fuerza en las relaciones internacionales" e instó a Estados Unidos a contribuir a la paz en la región.
Maduro también destacó su cercanía con Pekín, revelando que mantiene comunicación directa con Xi Jinping a través de un teléfono satelital Huawei regalado por el mandatario chino. En el ámbito latinoamericano, gobiernos como los de México, Cuba, Bolivia y Nicaragua se han pronunciado en contra de la operación militar, argumentando que viola la declaración de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, fue enfática al declarar: "No al intervencionismo".
Este bloque de apoyo, aunque principalmente diplomático, proporciona a Venezuela un contrapeso crucial en el escenario internacional, enmarcando la crisis como una disputa geopolítica entre potencias y no simplemente como una campaña antinarcóticos.