El gobierno venezolano ha ordenado el despliegue de 15.000 efectivos militares y policiales en los estados fronterizos con Colombia, en una medida que busca reforzar el control territorial en una de las zonas más complejas de Sudamérica. Esta movilización se produce en un contexto de alta tensión regional y en el marco de una operación de seguridad que, según Caracas, se coordina con Bogotá. El anuncio fue realizado por altos funcionarios del chavismo, quienes detallaron que el refuerzo operacional abarcará un frente de 851 kilómetros en los estados Zulia y Táchira.
El objetivo declarado es combatir “todas las mafias del narcotráfico”, las economías ilegales y la presencia de grupos armados. El presidente Nicolás Maduro afirmó que se trata de “blindar la frontera” y que la operación cuenta con la “mayor coordinación” con las autoridades militares y policiales colombianas. Este despliegue forma parte de la “Operación Relámpago del Catatumbo”, que ahora se extiende para fortalecer la “zona binacional”. El gobernador del Táchira, Freddy Bernal, ha resaltado la importancia de la cooperación, agradeciendo al presidente Gustavo Petro por su postura de defensa de la paz en la región. A pesar de la retórica de colaboración, la militarización de la frontera eleva la complejidad del escenario de seguridad binacional.
En resumenEl masivo despliegue de tropas venezolanas en la frontera con Colombia es una acción multifacética que busca combatir el crimen organizado, afirmar la soberanía territorial y, simultáneamente, proyectar una imagen de cooperación con el gobierno colombiano en medio de un tenso panorama regional.