Washington sostiene que altos mandos militares venezolanos conforman esta estructura criminal, que controla rutas de narcotráfico, contrabando de oro y mantiene alianzas con organizaciones como el Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa. La designación como organización terrorista permite a Estados Unidos utilizar “otros elementos del poder estadounidense, como las agencias de inteligencia y el Departamento de Defensa, para atacar a estos grupos”, según declaraciones atribuidas al secretario de Estado, Marco Rubio.

Esta narrativa ha sido el pilar para la ofensiva judicial y el despliegue militar en el Caribe.

Sin embargo, la existencia misma del cartel es un punto de controversia. El presidente colombiano, Gustavo Petro, afirmó que “no existe” y que es una “excusa ficticia de la extrema derecha para derribar gobiernos”. En contraste, el dirigente opositor Leopoldo López asegura que no se trata de un cartel tradicional, sino que “es el Estado mismo” el que participa en economías ilícitas.