Esta designación ha permitido a Washington aplicar un marco jurídico y militar más agresivo, catalogando al grupo como una amenaza terrorista.

Según las autoridades estadounidenses, el Cartel de los Soles está conformado por altos mandos militares venezolanos que controlan rutas de narcotráfico, contrabando de oro y mantienen alianzas con organizaciones como el Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa. La designación del cartel como organización terrorista por parte de EE. UU. ha sido un punto de inflexión, permitiendo el uso de “otros elementos del poder estadounidense, como las agencias de inteligencia y el Departamento de Defensa”, según el secretario de Estado Marco Rubio. Esta estrategia se ha materializado en un aumento de la recompensa por la captura de Maduro a 50 millones de dólares y la confiscación de activos millonarios. El director de la DEA, Terry Cole, afirmó que “Venezuela se ha convertido en un Estado narcoterrorista” que colabora con guerrillas colombianas para enviar cocaína a México.

Estas acusaciones han sido replicadas por aliados de EE.

UU. en la región, como Argentina, Ecuador y Paraguay, que también declararon al Cartel de los Soles como organización terrorista.

Por su parte, el gobierno venezolano ha rechazado categóricamente estas afirmaciones, calificándolas como un “infundio” y una “cortina de humo” para justificar una intervención y saquear los recursos naturales del país.