El contingente militar incluye al menos tres destructores de la clase Arleigh Burke (USS Jason Dunham, USS Gravely y USS Sampson), equipados con misiles guiados, y el Grupo Anfibio Iwo Jima, que transporta aproximadamente 4.000 infantes de marina y marinos. La operación se complementa con aviones de patrullaje marítimo P-8 Poseidon y, posiblemente, un submarino de ataque de propulsión nuclear. La Casa Blanca ha justificado la misión como una medida para "usar todo su poder" para frenar el flujo de drogas hacia su territorio, en palabras de la portavoz Karoline Leavitt. Sin embargo, la magnitud y capacidad ofensiva de la flota han generado escepticismo sobre su propósito exclusivo de interdicción de narcóticos. Analistas y gobiernos de la región interpretan el despliegue como una estrategia de "presión máxima" contra el régimen de Nicolás Maduro, a quien Washington acusa de liderar el 'Cartel de los Soles'. Esta demostración de fuerza se enmarca en una política más amplia de la administración Trump, que en enero de 2025 firmó una orden ejecutiva para etiquetar a los carteles de la droga como organizaciones terroristas, lo que permite el uso de capacidades militares en su contra. La situación ha avivado el debate sobre una posible intervención militar, aunque algunos expertos lo consideran más una maniobra de disuasión y coerción que el preludio de una invasión a gran escala.