En un movimiento que contrasta con la creciente tensión militar en la región, Nicolás Maduro anunció la activación de la primera Zona Económica Especial Binacional con Colombia. La iniciativa, que abarca los estados fronterizos de Táchira y Zulia del lado venezolano y Norte de Santander del lado colombiano, busca teóricamente fomentar la movilidad, el comercio y la seguridad. Según Maduro, “ha llegado el momento de activar la zona binacional número uno” para mejorar la conectividad y el transporte, y para redoblar la lucha contra las “bandas violentas y criminales” que operan en la frontera. El mandatario venezolano afirmó que la intención es tender la mano a los sectores económicos y cooperar con las fuerzas militares y policiales de Colombia para consolidar una “poderosa zona de paz y convivencia colombo-venezolana”. Este anuncio se produce un mes después de que ambos gobiernos firmaran un memorando de entendimiento para la creación de tres zonas de este tipo.
Sin embargo, el anuncio ha sido recibido con escepticismo por analistas y exfuncionarios.
Cuestionan su viabilidad en el contexto actual de alta tensión militar y la frágil situación económica de Venezuela, que presenta un gran déficit comercial con Colombia. La falta de un cronograma claro, de planes logísticos concretos y de una inversión definida hace que la medida sea vista más como un gesto político simbólico que como un plan de desarrollo efectivo. Además, la cooperación en seguridad se enfrenta al desafío de la presencia de grupos armados como el ELN y las disidencias de las FARC en territorio venezolano, un punto de fricción constante en la relación bilateral.
En resumenEl anuncio de Nicolás Maduro sobre la activación de una zona económica binacional con Colombia busca proyectar una imagen de cooperación y desarrollo fronterizo. No obstante, la falta de detalles concretos y el tenso ambiente geopolítico regional generan serias dudas sobre la implementación y el éxito real de la iniciativa.