Sin embargo, el anuncio ha sido recibido con escepticismo por analistas y exfuncionarios.

Cuestionan su viabilidad en el contexto actual de alta tensión militar y la frágil situación económica de Venezuela, que presenta un gran déficit comercial con Colombia. La falta de un cronograma claro, de planes logísticos concretos y de una inversión definida hace que la medida sea vista más como un gesto político simbólico que como un plan de desarrollo efectivo. Además, la cooperación en seguridad se enfrenta al desafío de la presencia de grupos armados como el ELN y las disidencias de las FARC en territorio venezolano, un punto de fricción constante en la relación bilateral.