Según la fiscal general de EE. UU., Pam Bondi, la Administración de Control de Drogas (DEA) ha incautado toneladas de cocaína vinculadas al régimen y más de 700 millones de dólares en activos. La narrativa estadounidense, respaldada por declaraciones del director de la DEA, Terry Cole, califica a Venezuela como un “Estado narcoterrorista” que colabora con grupos armados colombianos. Como parte de esta campaña, han aparecido vallas en la frontera colombo-venezolana, en la autopista internacional de Villa del Rosario, con las fotografías de Maduro y Cabello y los montos de las recompensas, en un claro acto de presión psicológica y pública.

Estas acciones judiciales y financieras son la base que justifica el reciente despliegue militar en el Caribe, enmarcando la tensión geopolítica como una lucha contra el crimen organizado transnacional.