El despliegue está compuesto por al menos tres destructores de la clase Arleigh Burke (USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson), equipados con el sistema de misiles guiados Aegis, junto a un escuadrón anfibio que incluye el buque de asalto USS Iwo Jima y transporta a más de 4.000 infantes de marina. La operación se complementa con un submarino de ataque nuclear, aviones de reconocimiento P-8 Poseidon y un crucero lanzamisiles. Oficialmente, la Casa Blanca justifica la misión como una ofensiva contra las redes de narcotráfico transnacional, con un enfoque particular en el denominado “Cartel de los Soles”, que según Washington es liderado por Nicolás Maduro. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó que Estados Unidos está preparado para “usar todo su poder” para frenar el flujo de drogas. Sin embargo, analistas y gobiernos de la región interpretan la movilización como una medida de presión extrema que podría ser el preludio de acciones más directas. Varios artículos trazan un paralelismo con la Operación Causa Justa de 1989, que culminó con el derrocamiento del general panameño Manuel Antonio Noriega, también acusado de narcotráfico. Aunque funcionarios estadounidenses han señalado que las maniobras se realizarán en aguas y espacio aéreo internacionales, no descartan la posibilidad de “ataques selectivos” si se autoriza, lo que mantiene un alto grado de incertidumbre sobre las verdaderas intenciones de la administración Trump.
