Como respuesta directa a la presión militar y judicial de Estados Unidos, el presidente Nicolás Maduro ordenó la activación y el despliegue de 4,5 millones de integrantes de la Milicia Nacional Bolivariana en todo el territorio venezolano. Esta movilización masiva de una fuerza civil armada tiene como objetivo proyectar una imagen de defensa popular y cohesión nacional frente a lo que Caracas califica como una agresión inminente. Maduro anunció un “plan especial de paz y soberanía” para garantizar la cobertura de la milicia “palmo a palmo” en el país y convocó a una jornada de alistamiento nacional durante el fin de semana.
En sus declaraciones, enfatizó que se trata de “milicias preparadas, activadas y armadas” y llamó a conformar unidades campesinas y obreras.
“¡Fusiles y misiles para la fuerza campesina! Para defender el territorio, la soberanía y la paz de Venezuela”, exclamó el mandatribuatario en un acto televisado. La Milicia Bolivariana, creada por Hugo Chávez y posteriormente incorporada como un componente especial de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), está conformada por civiles voluntarios. El gobierno venezolano busca con esta medida enviar un doble mensaje: uno de disuasión hacia el exterior, mostrando capacidad de resistencia popular, y otro de control interno, reforzando la lealtad de su base social. Dirigentes de la oposición y analistas internacionales, sin embargo, han cuestionado el rol de esta fuerza, señalando que funciona más como un instrumento de control político y de intimidación que como una verdadera estructura de defensa nacional.
En resumenLa orden de Nicolás Maduro de movilizar a 4,5 millones de milicianos es una contundente respuesta a la escalada de presión de Estados Unidos. La medida busca demostrar capacidad de resistencia y unidad interna, utilizando una fuerza civil como pilar de su estrategia de defensa, aunque sus críticos la ven como una herramienta de intimidación y control social.