La organización criminal de origen venezolano, Tren de Aragua, enfrenta una creciente presión internacional, con Estados Unidos designándola como grupo terrorista y autoridades en Chile y Colombia actuando contra sus líderes. Estas acciones reflejan la preocupación regional por la expansión transnacional de la banda. La ofensiva contra el Tren de Aragua se está desarrollando en múltiples frentes. En febrero, la administración Trump incluyó a la banda en su lista de organizaciones terroristas globales, una medida que amplía las herramientas legales y militares de Estados Unidos para perseguir a sus miembros y que sirve de justificación para el reciente despliegue militar en el Caribe. Esta designación subraya la percepción de Washington de que la banda representa una amenaza directa a su seguridad nacional.
Paralelamente, en Sudamérica, las fuerzas del orden están logrando avances significativos.
Las autoridades chilenas han iniciado el proceso de extradición desde Colombia de Alberto Carlos Mejía Hernández, un presunto líder de la organización que fue capturado en la ciudad de Barrancabermeja. En un caso separado pero relacionado, otro supuesto cabecilla, Alfredo José Henríquez, fue detenido en Chile por su presunta vinculación con el secuestro y asesinato del exmilitar venezolano disidente Ronald Ojeda, un crimen que conmocionó a la región.
Estos eventos demuestran la extensa red operativa de la banda y la necesidad de una cooperación policial coordinada entre los países afectados para desmantelar sus estructuras.
En resumenEl Tren de Aragua, banda de origen venezolano, enfrenta una creciente presión internacional, que se manifiesta en su designación como grupo terrorista por parte de EE. UU. y en la captura de sus líderes en Sudamérica, lo que evidencia un esfuerzo regional coordinado para combatir sus actividades criminales transnacionales.