Mediante el Decreto Ejecutivo No.

93, el presidente Daniel Noboa formalizó la designación, argumentando que dicha organización criminal constituye “una amenaza para la población nacional, el orden constituido, la soberanía e integridad del Estado”.

Esta medida se produce semanas después de que el gobierno de Donald Trump catalogara al Cartel de los Soles como un grupo terrorista internacional. La decisión ecuatoriana no es meramente declarativa; el decreto instruye al Centro Nacional de Inteligencia de Ecuador a evaluar la influencia de esta organización en los grupos armados que operan en el país y a coordinar operaciones conjuntas con agencias de inteligencia extranjeras para combatirla. Este paso representa un fuerte respaldo a la narrativa de Estados Unidos, que acusa a altos funcionarios del gobierno venezolano, incluyendo a Nicolás Maduro, de liderar esta red de narcotráfico. La declaración de Ecuador marca una postura clara en el tablero geopolítico sudamericano, distanciándose de la cautela de otros países y alineándose directamente con la estrategia de máxima presión de Washington contra Caracas.