Esta medida se presenta como un esfuerzo de cooperación para beneficiar a los habitantes de la frontera y crear una “poderosa zona de paz y convivencia colombo-venezolana”. Sin embargo, a pesar de la orden de activación, los informes de prensa señalan la ausencia de un cronograma claro de implementación, planes logísticos concretos o una inversión definida, lo que ha llevado a analistas a calificar el anuncio como un gesto político con fines simbólicos más que una medida con impacto inmediato. El contexto es complejo, ya que el propio presidente colombiano, Gustavo Petro, ha señalado que el conflicto entre grupos armados como el ELN y la Segunda Marquetalia se extiende a territorio venezolano, aunque también ha reconocido el apoyo de Maduro en la lucha contra el narcotráfico.
