Frente a la creciente presión militar y diplomática de Estados Unidos, el gobierno de Nicolás Maduro ha iniciado una ofensiva diplomática para consolidar el apoyo de sus aliados regionales. La estrategia incluyó la convocatoria a una cumbre extraordinaria de la ALBA y un llamado directo al presidente de Colombia, Gustavo Petro, para articular una respuesta conjunta. En un esfuerzo por construir un frente regional contra las acciones de Washington, Maduro organizó una cumbre virtual extraordinaria de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que contó con la participación de mandatarios como Miguel Díaz-Canel de Cuba, Luis Arce de Bolivia y Daniel Ortega de Nicaragua. El objetivo principal fue coordinar una respuesta política y diplomática a lo que Maduro describió como una “inminente amenaza de intervención”.
Durante la reunión, hizo un llamado explícito al presidente colombiano, Gustavo Petro, a quien invitó a sumarse a un próximo encuentro de cancilleres para defender de manera conjunta la soberanía regional. “Invito al presidente Gustavo Petro a que se una a este esfuerzo, para defender juntos la soberanía de nuestros pueblos”, expresó Maduro.
Esta iniciativa busca crear un bloque de países que condene formalmente el despliegue militar estadounidense en el Caribe y lo presente como una agresión a toda América Latina.
La cumbre de la ALBA concluyó con un rechazo unánime a las maniobras de Estados Unidos, considerándolas una amenaza directa a la paz y estabilidad de la región.
En resumenNicolás Maduro ha lanzado una contraofensiva diplomática convocando a una cumbre de la ALBA y haciendo un llamado a líderes regionales, incluido el presidente colombiano Gustavo Petro, para formar un frente unido contra lo que percibe como una amenaza directa de intervención por parte de Estados Unidos.