UU. en el hemisferio y abre la puerta a narrativas intervencionistas.
Por otro lado, una praxis operativa que se mueve con “prudencia realista”, calculando los altos costos diplomáticos, humanitarios y militares de un conflicto abierto. En este sentido, el despliegue del USS Iwo Jima y otros buques de guerra se interpreta más como un “movimiento de presión y disuasión” que como una invasión inminente.
Un especialista citado considera que la movilización es para “tantear el terreno”. La comparación con la invasión a Panamá en 1989 es recurrente, destacando similitudes como un líder acusado de narcotráfico y la anulación de elecciones. Sin embargo, a diferencia del Panamá de Noriega, la Venezuela actual cuenta con el respaldo de potencias como Rusia y China, lo que eleva exponencialmente los riesgos de una escalada. Por ello, la estrategia estadounidense parece centrarse en una “presión acumulativa”, combinando sanciones, aislamiento y presencia militar disuasiva para debilitar al régimen, evitando, por ahora, los costos de una guerra abierta.