La reacción europea fue inmediata y contundente. Líderes de la UE, como la jefa de la diplomacia Kaja Kallas, afirmaron que "la paz en Ucrania solo puede lograrse con los europeos y los ucranianos", rechazando cualquier acuerdo impuesto que no cuente con el respaldo de Kiev. Este posicionamiento subraya una profunda grieta diplomática entre la Administración Trump y sus aliados europeos sobre la estrategia para poner fin al conflicto, con Europa defendiendo la soberanía ucraniana y el principio de que no se debe negociar nada sobre Ucrania sin Ucrania.