Esta discusión se produce en un momento en que tanto Rusia como Ucrania han intensificado sus ataques contra la infraestructura energética del otro.

Rusia ha aumentado sus bombardeos sobre las instalaciones eléctricas ucranianas, provocando apagones programados y buscando debilitar la resistencia del país de cara al invierno. Por su parte, Kiev ha respondido con ataques de drones contra refinerías y depósitos de combustible en territorio ruso, con el objetivo de mermar la capacidad militar de Moscú y afectar sus exportaciones de crudo. En este pulso estratégico, la financiación continua de la UE es vital para la supervivencia de Ucrania.

Sin embargo, existe un debate interno en el bloque sobre cómo obtener los fondos.

Una de las vías más discutidas es el uso de los activos del banco central ruso que fueron congelados al inicio de la invasión. Aunque algunos países apoyan esta medida como una forma de que Rusia pague por la reconstrucción, otros muestran cautela por las implicaciones legales y financieras que podría tener a nivel global. La decisión final de la UE será crucial para determinar la capacidad de Ucrania para sostener su esfuerzo de guerra y resistir la presión económica y militar de Rusia.