Las fuerzas rusas han intensificado su ofensiva en la región de Donetsk, centrando sus esfuerzos en la ciudad de Pokrovsk, considerada un punto estratégico. El avance ruso se ve favorecido por las adversas condiciones meteorológicas, que complican las operaciones de defensa y evacuación de las tropas ucranianas. Pokrovsk, apodada “la puerta de entrada a Donetsk” por medios rusos, se ha convertido en el nuevo epicentro de los combates. Según informes, las tropas de Moscú ya han irrumpido en la devastada ciudad, lo que les proporcionaría una plataforma para avanzar hacia Kramatorsk y Sloviansk, las dos urbes más grandes que Kiev aún controla en la región. El presidente Zelenski ha admitido que la situación en el frente es “difícil”, especialmente debido a la niebla y el mal tiempo, condiciones que Rusia está aprovechando para avanzar con infantería ligera y motocicletas en zonas de movilidad reducida. La presión sobre Pokrovsk ha hecho que la situación humanitaria sea crítica. Organizaciones humanitarias no logran acceder a la zona, dejando la responsabilidad de las evacuaciones en manos de los militares.
Se estima que cerca de 2.000 personas permanecen atrapadas sin alimentos ni agua.
Los constantes ataques con drones rusos no solo golpean las posiciones militares, sino que también causan víctimas civiles e incendios en localidades cercanas como Kramatorsk, donde los residentes relatan la pérdida de sus hogares y la necesidad de “volver a empezar desde cero”.
Ucrania anticipa que Rusia podría enviar hasta 150.000 soldados adicionales para consolidar su control sobre la urbe.
En resumenEl asedio ruso sobre Pokrovsk marca una fase crítica en la batalla por Donetsk, con las fuerzas de Moscú aprovechando el clima para ganar terreno estratégico. La difícil situación militar se combina con una grave crisis humanitaria, con miles de civiles atrapados y las evacuaciones obstaculizadas, mientras Ucrania se prepara para una defensa prolongada de la región.