Las autoridades anticorrupción ucranianas anunciaron una “operación a gran escala” que destapó la trama de sobornos en la empresa energética más grande del país.

El caso ha ganado notoriedad debido a la acusación contra Timur Mindich, copropietario de una productora audiovisual fundada por el propio Zelenski. Ante la revelación, el presidente solicitó la renuncia de los dos ministros implicados, y el ministro de Justicia, Herman Galushchenko, fue suspendido de su cargo.

El entorno presidencial ha asegurado que Zelenski desconocía las actividades ilícitas y que apoya “plenamente” la investigación.

Este escándalo emerge en un momento particularmente delicado para Ucrania.

Por un lado, el país enfrenta una guerra de desgaste con Rusia, que ha intensificado sus ataques contra la infraestructura energética. Por otro, la lucha contra la corrupción es una de las condiciones clave impuestas por los aliados occidentales, como la Unión Europea, para continuar con la ayuda financiera y militar. El gobierno ucraniano se encuentra bajo una fuerte presión para demostrar avances concretos en esta materia, y este caso pone a prueba su compromiso con la transparencia y el estado de derecho en medio del conflicto.