Acuerdos de entrenamiento y maniobras conjuntas, junto con llamados a un rearme acelerado, reflejan la creciente percepción de amenaza en el continente.
Por un lado, se ha fortalecido el apoyo directo a Kiev.
Un grupo de aliados del norte de Europa y del mar Báltico firmó un acuerdo con Ucrania para reforzar la cooperación militar. Este compromiso permitirá la participación de las fuerzas ucranianas en maniobras militares conjuntas, reuniones de alto nivel y programas de entrenamiento militar, integrando a Kiev de manera más estrecha en las estructuras de defensa regionales frente a Rusia. Esta iniciativa busca mejorar la interoperabilidad y la capacidad de respuesta coordinada ante posibles agresiones.
Por otro lado, la guerra ha servido como un catalizador para que las potencias europeas reevalúen sus propias defensas.
El canciller alemán, Friedrich Merz, advirtió que Alemania "no puede permitirse perder tiempo en el fortalecimiento de sus capacidades militares".
Este llamado a un rearme acelerado refleja un cambio significativo en la política de seguridad alemana y una toma de conciencia sobre la amenaza constante que representa Rusia para la estabilidad de Europa del Este. La combinación de una mayor cooperación con Ucrania y el fortalecimiento de las defensas nacionales evidencia una respuesta dual de Europa: apoyar a Kiev en el corto plazo mientras se prepara para un escenario de confrontación a largo plazo.











