Representan una ruptura decisiva con la postura tradicionalmente cautelosa de Alemania en materia militar, adoptada tras la Guerra Fría. La “Zeitenwende” o “punto de inflexión” declarado por el gobierno alemán se está materializando en políticas concretas que buscan posicionar a Alemania como un actor militar de primer orden en el continente, capaz de disuadir la agresión y defender el orden internacional.