Mientras el Kremlin afirma haber logrado “avances sustanciales” y reporta más de 1.400 bajas ucranianas en una semana, Kiev niega estas afirmaciones y asegura que sus tropas mantienen el control de áreas clave.

Analistas independientes, como los del proyecto DeepState, sugieren que las conquistas rusas son menores de las proclamadas.

Para contener la ofensiva, Ucrania ha desplegado fuerzas especiales en lo que describe como una “operación compleja” para expulsar a los soldados rusos infiltrados. La relevancia de esta batalla fue subrayada por la visita del presidente Volodímir Zelenski a las tropas cerca de la ciudad, un gesto destinado a elevar la moral en un momento crítico donde las fuerzas ucranianas se ven superadas en número, según algunos informes, en una proporción de hasta ocho a uno.