Durante la noche del sábado al domingo, las fuerzas rusas lanzaron 79 drones y dos misiles.
Aunque la mayoría de los proyectiles fueron interceptados, los impactos que lograron pasar las defensas tuvieron consecuencias letales. Las autoridades ucranianas informaron que los ataques dejaron sin suministro eléctrico a toda la región oriental de Donetsk y a casi 58.000 hogares en la región meridional de Zaporizhia. Otro informe posterior detalló la muerte de cuatro personas, incluida una niña de siete años, en nuevos bombardeos contra la red energética, lo que el gobierno ucraniano calificó como un intento de crear una “crisis humanitaria”. Estos ataques sistemáticos contra infraestructuras críticas son una táctica recurrente de Moscú para presionar a Ucrania y afectar la vida de la población civil.













