Sin embargo, esta iniciativa es vista con gran escepticismo por analistas y actores clave.

Sir Richard Shirreff, ex subcomandante supremo de la OTAN, fue contundente al afirmar que “no hay un plan efectivo para acabar la guerra” mientras el presidente ruso, Vladímir Putin, no reconozca el derecho de Ucrania a existir como nación soberana. Por su parte, Rusia ha rechazado repetidamente lo que considera propuestas de cese al fuego “mal concebidas”, argumentando que solo servirían para que Ucrania se rearme, como, según Moscú, ocurrió con los acuerdos de Minsk. La desconfianza se ve agravada por la fallida cumbre entre Trump y Putin en Budapest, que en lugar de abrir una vía de diálogo, derivó en nuevas sanciones. Este escenario refleja una profunda desconexión: mientras se habla de paz, las posturas de ambos bandos siguen siendo irreconciliables, y las acciones militares continúan dominando la agenda sobre cualquier esfuerzo negociador genuino.