En la grabación, se escucha a un hombre con acento colombiano dar instrucciones explícitas para atacar a la población civil ucraniana.

El individuo sugiere aprovechar condiciones de baja visibilidad para no ser identificados y proceder a “eliminar todas las personas que sean enemigas: en moto, en bicicleta, mujeres y niños, mujeres y niños”.

Esta declaración constituye una clara violación del derecho internacional humanitario, que prohíbe los ataques deliberados contra no combatientes.

Según la información difundida por la inteligencia militar de Kiev, el individuo haría parte de la 30ª Brigada Separada Motorizada de Fusileros del Ejército ruso, una unidad que participa activamente en las operaciones militares en Ucrania. La publicación de este material por parte de las autoridades ucranianas busca no solo denunciar las tácticas empleadas por las fuerzas rusas y sus aliados, sino también evidenciar la brutalidad del conflicto y la presunta comisión de atrocidades. El incidente subraya la compleja y a menudo oscura realidad de los mercenarios en la guerra, reclutados de diversas partes del mundo para luchar en un conflicto ajeno, y plantea serias preguntas sobre la cadena de mando y la responsabilidad por tales órdenes.