Europa no permanecerá indefensa”.

El plan también autoriza traslados presupuestarios desde partidas de desarrollo civil, como infraestructura y formación, hacia la adquisición de armamento, una medida que ha generado preocupación por su impacto social. El gasto militar mundial ya ha alcanzado cifras récord, con un aumento del 9,4% el año pasado, el mayor desde el fin de la Guerra Fría.

En este contexto, la industria de defensa europea está experimentando un auge sin precedentes.

Empresas como la alemana Rheinmetall, fabricante del tanque Leopard, han visto sus acciones subir un 90%, mientras que la británica BAE Systems y la francesa Thales también han reportado ingresos disparados. Sin embargo, este rearme no está exento de debates internos, como lo demuestra la afirmación del analista Robert Halver: “Es importante que el dinero que gastamos al menos se quede en Europa.

No deberíamos comprar sistemas de armas estadounidenses con él”.