La prueba ha sido presentada por Rusia como una respuesta directa al escudo antimisiles de Estados Unidos.

La reacción de Washington no se hizo esperar.

El presidente Donald Trump calificó el ensayo de “inapropiado” y urgió a Putin a centrar sus prioridades en detener la guerra en Ucrania. La prueba del Burevéstnik no solo refuerza la imagen de una Rusia que busca exhibir su poderío militar, sino que también introduce un nuevo elemento de riesgo radiactivo, según analistas internacionales, en un ya volátil escenario de seguridad global.