Los bombardeos golpearon infraestructuras gasísticas y eléctricas en al menos diez regiones, incluyendo Kiev, Járkov, Dnipropetrovsk y Odesa, provocando apagones generalizados y dejando a la población sin calefacción en medio del frío.

Los ataques dejaron un saldo de al menos seis personas muertas.

En Járkov, un dron impactó en una guardería.

Ante la escalada, el presidente Volodímir Zelenski reiteró su llamado urgente a los aliados occidentales para que proporcionen sistemas antiaéreos Patriot adicionales, los únicos capaces de interceptar los misiles Kinzhal. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) advirtió que Ucrania tiene afectado el 55 % de su potencial de producción de gas y podría necesitar grandes volúmenes de importación para la temporada de calefacción.