Este anuncio se produjo tras una conversación telefónica entre ambos mandatarios, generando una intensa actividad diplomática a nivel mundial.
El acuerdo para este encuentro de alto nivel fue revelado por el propio Trump a través de su red social, Truth Social, donde calificó la llamada con Putin como “productiva” y afirmó que se había logrado un “gran progreso”.
Según el mandatario estadounidense, el objetivo es claro: “ver si podemos poner fin a esta guerra ignominiosa entre Rusia y Ucrania”.
La cumbre se produce después de una reunión anterior en Alaska que no arrojó resultados concretos y en un momento en que Trump había expresado frustración por la continuidad de los combates. El Kremlin confirmó rápidamente el acuerdo, a través del asesor presidencial Yuri Ushakov, quien declaró que Putin “apoyó inmediatamente la idea de celebrar una posible cumbre en esta capital europea”.
La decisión de reunirse bilateralmente, excluyendo inicialmente a Ucrania y a la Unión Europea, ha sido vista como un éxito diplomático para Moscú, que busca negociar directamente con Washington. Sin embargo, en Ucrania la noticia fue recibida con escepticismo, como lo reportó un informe desde Járkiv, mientras que los aliados europeos observan con cautela.
La cumbre también estará precedida por reuniones de asesores de alto nivel, con el secretario de Estado, Marco Rubio, liderando la delegación estadounidense, para sentar las bases de las negociaciones.












