Aunque no se ha fijado una fecha concreta, se acordó que los preparativos comenzarían de inmediato, con una reunión previa de asesores de alto nivel.

Este sería el segundo encuentro entre ambos mandatarios tras una cumbre en Alaska en agosto, la cual no produjo avances concretos. El anuncio se produce en la víspera de una reunión clave entre Trump y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski en la Casa Blanca, lo que añade una capa de complejidad a la dinámica diplomática. En Ucrania, la noticia fue recibida con escepticismo por parte de la población, que aunque anhela el fin de la guerra, desconfía de las intenciones del Kremlin. La cumbre de Budapest representa una apuesta de alto riesgo que podría redefinir el curso del conflicto, aunque su éxito dependerá de la voluntad real de las partes para ceder en sus posiciones mientras los combates continúan sin cesar en el terreno.