Durante la ofensiva del domingo, que generó una alerta aérea a nivel nacional en Ucrania, se registraron bombardeos en diversas regiones. En Zaporiyia, al sur, una mujer falleció y otras diez personas resultaron heridas.

Sin embargo, el ataque sobre Leópolis fue particularmente alarmante por su proximidad a la frontera con Polonia.

En esta ciudad, considerada un refugio relativamente seguro durante gran parte de la guerra, cuatro personas murieron y seis resultaron heridas.

La alcaldía calificó el ataque de “masivo” y suspendió el transporte público como consecuencia. La reacción de Polonia fue inmediata: el Comando Operacional de las Fuerzas Armadas informó que movilizó sus aviones y puso en alerta sus sistemas de defensa terrestre para proteger su espacio aéreo. Aunque fue una medida de precaución, este tipo de respuesta subraya la tensión constante en el flanco oriental de la OTAN y el riesgo de que el conflicto se extienda. Los ataques rusos no solo se concentran en el frente, sino que también buscan golpear la infraestructura crítica en todo el país, especialmente la energética, a medida que se acerca el invierno, demostrando su capacidad para alcanzar objetivos en cualquier punto del territorio ucraniano.