Líderes europeos han aprobado de manera informal la creación de un sistema de defensa aérea continental, conocido como 'muro antidrones', para fortalecer la seguridad regional frente a las crecientes incursiones aéreas atribuidas a Rusia. Esta iniciativa surge en un contexto de máxima tensión, descrito por el Gobierno danés como el momento "más difícil y peligroso" para Europa desde la Segunda Guerra Mundial. La propuesta fue un tema central en la cumbre de la Comunidad Política Europea en Copenhague, un encuentro motivado por la multiplicación de incidentes con drones en el espacio aéreo de países de la OTAN, como Dinamarca, Noruega y Polonia. Aunque Moscú niega su implicación, estos eventos han sido calificados por líderes europeos como una invasión del espacio aéreo de la alianza.
El plan busca establecer un escudo protector para infraestructuras críticas y centros estratégicos, aprovechando la experiencia militar que Ucrania ha desarrollado en su defensa contra los ataques rusos. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha respaldado firmemente la medida, que se enmarca en un esfuerzo más amplio por aumentar la autonomía y capacidad defensiva del continente. El programa SAFE, dotado con 150.000 millones de euros, complementaría esta estrategia fomentando la compra conjunta de equipamiento militar prioritario, como munición y sistemas antidrones, aunque la idea de una mayor centralización en defensa por parte de la Comisión Europea todavía genera recelos en potencias como Francia y Alemania.
En resumenLa propuesta de un 'muro antidrones' representa un cambio estratégico significativo en la política de defensa europea, impulsado directamente por la guerra en Ucrania y la percepción de una amenaza rusa inminente, lo que acelera los planes de una mayor coordinación y autonomía militar en el continente.