Su nombre apareció en una publicación en la red social X que listaba a presuntos “mercenarios colombianos caídos en combate”.

A pesar de que la noticia circuló ampliamente, ni las autoridades colombianas ni las ucranianas han confirmado su fallecimiento. Su familia mantiene la esperanza y ha solicitado a la Cancillería de Colombia que esclarezca su paradero.

Un caso similar es el de Olvein Figueroa Anturi, un exmilitar del departamento del Huila, quien también fue reportado como desaparecido.

Su hermana relató el drama que vive la familia ante la posibilidad de que haya muerto en un bombardeo. La Embajada ha catalogado su caso como “soldado desaparecido en la guerra”, una designación que aumenta la incertidumbre sobre su destino. Estos casos ponen de relieve la peligrosa realidad que enfrentan los voluntarios extranjeros, a menudo denominados mercenarios, que se unen al conflicto. La falta de información oficial y las dificultades para la repatriación de cuerpos o la confirmación de identidades en una zona de guerra activa dejan a las familias en un limbo doloroso, dependiendo de rumores y publicaciones en redes sociales para obtener alguna pista sobre sus seres queridos.