Al atacar un símbolo tan potente como Chernóbil, Moscú no solo busca un objetivo táctico, sino también generar un impacto psicológico a nivel global.

En respuesta, el gobierno ucraniano ha intensificado sus llamados a la comunidad internacional para que se refuercen las medidas de seguridad en todas sus plantas nucleares y se impongan nuevas y más severas sanciones contra Rusia, argumentando que estas acciones ponen en peligro a toda Europa.