Además, Zelenski fue más allá al señalar explícitamente al Kremlin como un posible blanco.

Advirtió que la sede del gobierno ruso podría ser atacada si Moscú no cesa la invasión que lanzó en 2022. La respuesta de Moscú no se hizo esperar. El Kremlin calificó las declaraciones del presidente ucraniano como "irresponsables", desestimando la capacidad de Ucrania para llevar a cabo tal ataque, pero reconociendo la escalada en el discurso. Por su parte, el presidente de Bielorrusia, Alexánder Lukashenko, un aliado clave de Putin, comentó sobre la amenaza de Zelenski, afirmando que Rusia tiene una "buena oferta" para Ucrania, insinuando que la vía diplomática sigue abierta, aunque bajo los términos de Moscú. Estas declaraciones marcan un punto de inflexión en la comunicación estratégica de la guerra, donde Ucrania busca disuadir futuros ataques rusos mostrando una postura más agresiva y una disposición a llevar el conflicto directamente a territorio ruso.