La nueva postura del presidente estadounidense ha generado una mezcla de esperanza y escepticismo en Ucrania, un país que depende de manera crucial del apoyo militar y financiero de Washington. El giro es significativo, ya que la Casa Blanca bajo el mandato de Trump ha sido un pilar fundamental en la defensa ucraniana. Sin embargo, la imprevisibilidad de Trump genera dudas sobre la sostenibilidad de este nuevo enfoque. Algunos analistas sugieren que el cambio podría estar motivado por la dinámica de la política interna estadounidense o por la propia resistencia ucraniana, que ha demostrado ser más fuerte de lo que muchos esperaban. El portavoz del Kremlin reaccionó a la noticia señalando que la relación con Trump avanza a "paso lento".

Este desarrollo introduce un nuevo elemento de incertidumbre en el cálculo estratégico de Moscú, que podría haber contado con una eventual reducción del apoyo estadounidense a Kiev.

La comunidad internacional observa atentamente si este cambio retórico se traducirá en un apoyo material aún más robusto para Ucrania.