La presidenta moldava, Maia Sandu, ha denunciado una “guerra híbrida” librada por Rusia, que considera a Moldavia parte de su esfera de influencia.

Las autoridades locales aseguran tener pruebas directas de que dinero ruso está financiando operaciones para debilitar la orientación proeuropea del país. Estas operaciones incluyen la difusión masiva de información falsa en redes sociales, especialmente en TikTok, donde opera un “equipo remunerado y bien organizado” que difunde videos falsos para dividir a la población. Además, se han reportado casos de soborno de votantes, lo que llevó a la comisión electoral a prohibir la participación de dos partidos prorrusos. La injerencia rusa también se apoya fuertemente en el uso de inteligencia artificial (IA) para la creación de sitios de noticias falsos y la difusión de propaganda del Kremlin. Esta campaña de desinformación es especialmente intensa en regiones autónomas como Gagauzia y la región separatista de Transnistria, donde el sentimiento prorruso es más fuerte, convirtiendo los comicios en un referendo de facto sobre el futuro geopolítico del país.