Por su parte, el Kremlin ha negado sistemáticamente que sus fuerzas apunten a objetivos civiles, alegando que sus ataques se dirigen exclusivamente contra infraestructura militar. Al mismo tiempo, Moscú ha acusado a las fuerzas ucranianas de llevar a cabo ataques con drones contra zonas civiles en territorio ruso. Este intercambio de acusaciones se produce en un contexto en el que el Consejo de Seguridad de la ONU debate las crecientes tensiones y violaciones del derecho internacional en el conflicto. La persistencia de los ataques contra áreas pobladas y la retórica de mutua culpabilización evidencian la brutalidad de la guerra y el sufrimiento continuo de los civiles atrapados en el fuego cruzado.
